sábado, 28 de octubre de 2006

Christe eléison

Es esta lepra que me besa como puta
y me vuelve hermoso
porque todo ya está perdido.
Los ojos sin esperanza parecen ojos alegres,
vacíos de preocupación
y de amor.
Eso es lo que subasto cada noche
a los amantes que se suceden como putos
y no como hermanos.

Cristo, no me perdones.

Y parezco seguro de mis manos porque
mis promesas no valen nada.
Estoy muerto y la vida me mira con sorna.
Puedo besarlos y abrazarlos
como si significara, pero
la lepra me come cada noche y Ella
es mi verdadero amante,
no tú ni él ni las fantasías de ojos profundos.

Cristo, no me perdones.

Miserere Nobis

Si aparecieras ante mí
como Cristo en el camino romano,
¿reconocería en tus manos
esa salvación
que llaman Biblia?
¿Podría besarte para traicionar
todos los miedos
que me queman como llagas?
¿O me quedaría como leproso
o ciego
o mujer golpeada,
sin saludarte, Cristo Resucitado?
Si te aparecieras ante mí
como el esposo dulce de Canaán,
si te aparecieras ante mí
en el huerto solitario de olivos,
¿tendría voz para buscarte?,
¿tendría pan para ofrecerte?,
¿tendría hogar para invitarte?

Coito Sagrado

este es el sacramento de nuestra fe:
mi lengua sobre tu tetilla

benditos los invitados a compartir esta mesa
que se extiende por tu cuello indefenso

"sólo tú eres santo, sólo tú señor",
digo cuando llego al pan partido de tu boca

"creo en la comunión de los santos", me respondes
cuando me recojo sobre tu rostro

ese es el orgamos que nos señala
como niños de Pentecostés, esa llama:

"no soy digno de que entres en mi casa,
pero una palabra tuya bastará para sanarme"

Santa, Santa, Santa

Sylvia me susurra
con el vacío que causa el hambre
en las tripas.
Sylvia me contempla
y no siente envidia de que esté vivo.
Me mira como la Virgen María
y desde su boca un pergamino dorado dice:
"Pobre idiota".
Sylvia es la deidad de la sorna
y me arrodillo ante Ella
porque he pagado por esta pintura.
Santa eres en verdad, mujer suicida,
las nubes de gas te coronan
y acarician tus pulmones.
Santa eres, madre suicida.
Bendita sea la depresión.
Bendita sea la muerte por asfixia.
Bendito sea el poeta atormentado
y ascendido a los Cielos.

lunes, 16 de octubre de 2006

[ojos llenos]

Cuando la mujer estrecha sus pechos
-te veo.
Cuando la vieja ya no despierta
-te veo.
Esa es la verdad de los hombre que huyen
-son hermosos porque se extinguen.
Y esa eres tú, con tus pasos y tus manos
como animales
o ciudades silenciosas.
Esa es la verdad de las mujeres que corren
-ya no son dríades, pero se quedan.
Y yo te pregunto, como si fueras mi madre,
o la mujer del hombre que Yo amo.
¿Cuál es la verdad que Él espera
al verme desnudo?
Porque no temo tanto a la muerte
como a la mirada con ojos llenos
-porque te veo.

[todo se puede]

Los hombres también pueden soplar sobre hombres,
soplar sobre hombros,
e impulsar a dioses castos
a las costas de Citera.
¿Por qué no?
¿Por qué no puedes sumergirme en el Jordán
y darme el nombre
que mi padre me negó?

Los hombres también pueden
casarse con Cristo y correr desnudos,
en catedrales,
en bosques que ocultan altares,
y anudarse sin vergüenza.

Porque Dios creó al hombre y a la mujer,
y la diosa al hombre y a su amigo.

Todo se puede si me eliges,
todo se puede si me anuncias,
como ordena el onceavo mandamiento
[el beso de Cristo].

[no te olvides de mí]

Ella carga la serpiente
porque las dos cambian de piel:
el desierto se carga de flores
y luego enmudece de nuevo.

Ella camina sobre el agua
porque el mar anida en su vientre:
de las dos venimos todos
anudados de besos y abrazos.

Ella acepta la luna menguante,
porque son los cuernos del chivo
que llena de alegría su cuerpo:
chivo padre, hijo y esposo sagrado.

Bendita sea,
la que acoge la luna y el sol.
Te adoramos.
Te alabamos.
Coito perpetuo, falo sagrado,
estrella de cinco puntas perfectas.
¡Eres hermosa!
¡Eres hermosa por siempre, Nuestra Señora,
María,
Esposa de Cristo!

Por todo esto, no me canso de cantar:

María Magdalena -aquí estoy.
María de Betania -aquí estoy.
Madre de Santa Sara -aquí estoy.
No te olvides de mí.

María Apostol -aquí estoy.
Señora del Evangelio Perdido -aquí estoy.
No te olvides de mí.