lunes, 28 de noviembre de 2011

San Pelayo

Quiero ser el esposo de Cristo---
desnudarme sólo
como lo hacen los hombres.


Porque me vuelvo niño con tus manos obsenas
y me quedo callado para que descubras
mis huesos gemelos, duros, blancos,
y los agarres
como si taparas una boca llena de gemidos
(un gemido blanco de ojos cerrados).

Quiero ser el esposo de Cristo---
desnudarme sólo
como lo hacen los hombres.


Entonces eres tú el que exhibe la cadera
y apagas la visión contra la mía,
tu nombre se vuelve espalda
y mis manos vagan como geografía.
Nos quedamos callados
para que hablen entre ellas
en un combate como de marea,
que huele a marea,
oscura, cálida, llena de algas.

Quiero ser el esposo de Cristo---
desnudarme sólo
como lo hacen los hombres.


Y en tus instrucciones
ya has agarrado todo lo que es mío
y la voz del Santo me dice,
mientras succiono los montes dulces
bajo tu cintura,
que el hombre se desnuda sólo
cuando desnuda las caderas.

Quiero ser el esposo de Cristo---
desnudarme sólo
como lo hacen los hombres.