sábado, 29 de octubre de 2005

Tres retratos


Les dejo tres poemas sobre personajes que me impactaron mucho. Barry Winchell fue un soldado norteamericano que murió en 1999, luego que un compañero de armas le reventara el cráneo con un bate. Barry era amante de un travesti llamado Calpernia. Hice el poema luego de ver una película para TV con su historia (Soldier's girl, 2003). El gaucho Dorda es un personaje de la novela Plata Quemada (1997) de Ricardo Piglia y que existió en Argentina como asaltante y gay afásico. Por último, Setsuko es la niña de la película La tumba de la luciérnagas (Hotaru no haka, 1988). Lentamente, ella muere de inanición en un pueblito japonés durante la II Guerra Mundial. Estos poemas son sus retratos y, en el fondo, también míos.

Niña muerta (Setsuko)

La niña muerta
tiene los pasos de la luciérnaga
ama a su hermano
y tiene la boca llena de tierra

La niña muerta
tiene las mejillas de arroz blanco
tiene manos llenas de botones
y la lengua dulce como pastilla rosada

La niña muerta
juega en la huerta del campesino
y decora con hambre
la cosecha que duerme en la noche

La niña muerta
tiene a su hermano
y no sabe de esposos
ni de besos ni de hombres desnudos

La niña muerta es Setsuko
y yo soy Francisco,
nos saludamos respetuosamente
para seguir jugando
como niños solos

Gaucho Dorda

este niño está ahogado por las palabras
está mudo
está atormentado por la multitud de su alma
está amordazado
este niño
está lleno de piedad
por la violencia
por los golpes
por la risa esquizoide
por la madre por la puta por los peones
no habla este niño
ama a los hombres
que lo fuezan bajo los puentes
que lo fuerzan de placer
que lo fuerzan sin palabras
que lo fuerzan a quedarse solo
como bestia
y esta soledad de retardado y de invertido
viene a sellar su cuerpo
mudo

todos los amantes son como
el niño atrapado por la afasia
todos los amantes son como
el asesino frío
el puto perdido y caliente
todos los amantes
tienen a este niño
quemado
por la ausencia del amigo
todos los amantes están condenados
a quedarse callados
a rechazar a todos
los traductores hermosos
a los intérpretes desnudos

POR TODO ESTO:
yo beso tu boca dormida por la coca
yo beso tu brazo azul por los piquetes
yo beso tus dedos ásperos de pólvora
yo te respeto
porque el delincuente no estuvo solo al final
porque no lo rechazó
porque no le tuvo miedo
al amigo al amante a la muerte
a la vida puta

Poema a Barry Winchell

Soldado, ¿Sabes qué significa ser mujer
o ser hombre
o niño?
¿Sabes cuál es la diferencia
entre una piel y otra?
Porque puedo ser un hombre
y amarte como un niño,
o ser mujer
y tener para ti
palabra de esposo.
¿Son estas las diferencias,
indescifrables
como los paisajes mudos
o las habitaciones
abandonadas?
Porque para ser soldado
basta el uniforme
y sin él
puedo ser hombre, niño
o mujer.

Las elecciones ya están hechas,
private Winchell,
están contigo bajo tierra.
¿Quién de todos nosotros
puede ahora
negarte un beso,
ahora que eres el novio ahogado?
Fuiste sabio
como todos los hombres ciegos
y tiernos.
Ya nos respondiste.
Estás muerto.
Eres niño, hombre
y mujer.

sábado, 1 de octubre de 2005

Una rectificación para Ferran


Después de mucho tiempo, decidí hacer nuevas entradas en mi blog con los poemas que cierran los ciclos de "madre, hija y esposos sagrados" y "Pasión y muerte de Cristo". De inmediato, recibí un comentario homofóbico de un tal Ferran, que presumo que es catalán. Escribió (sic):

"Me parece una verguenza que pocos creientes que parece que quedais promovais la bisexualidad y el libertinaje sexual de esta manera jugando con palabras i nombres sagrados. Espero una rectificación para mayor gloria de Cristo y sus seguidores."

A pesar que me asustó un poco (estos comentarios me hacen ver imágenes de neo nazis furisos), hay un tema que igual me da vueltas: el uso de imágenes sagradas para muchas personas (incluida mi madre). De todas maneras, hay un cuento subversivo. Detesto a la Iglesia Católica, casi tanto o más que a las multinacionales. Sin embargo, creo que estos poemas me hacen recuperar, en mi secreto espacio, mi religiosidad.

Yo no deseo que la gente crea que Joshua fue un maricón (más bien fue un rabino con aspiraciones monárquicas y seguramente casado con una mujer) o que todos se vuelvan maricones (¡qué fome!). Para mí, Cristo adquiere la forma de un salvador cuando lo imagino como mi amante. Para mí, Cristo adquiere forma divina, cuando lo veo casado con la diosa madre. Eso es todo, Ferran.

Esta es mi rectificación para mayor gloria de Cristo y sus seguidores.

Pasión y muerte de Cristo (Última estación).

Déjame bajarte de la cruz
y llenar mi boca de sangre,
porque yo te quiero regalar
la risa, el cuerpo y el alimento.
Yo te quiero regalar mis caderas
y mis brazos inútiles.

Déjame bajarte de la cruz
y hablarte como esposo,
y decirte que no hay apóstoles
ni llamas pentecostales
ni mujeres asuntas
ni Cristo ni Roma ni Auswichtz.

Déjame bajarte de la cruz
y decirte que amo a mi madre,
que amo a mis amigos,
que ya no le temo a la muerte,
que ya no estoy solo.

Déjame llamarte por tu nombre,
hombre judío,
y limpiar con agua del Jordán
las heridas que no se borran
salvo con besos.

Pasión y muerte de Cristo (Dolor y sed).

Tus clavos están en relicarios
de cristal y oro.
Tus espinas son joyas de la Iglesia.
Las astillas de tu cruz, la luz de los peregrinos.

Hay tregua en Jerusalén
para recorrer la Via Dolorosa.

¿Lo habrías hecho por esto?
¿Lo habrías hecho por el Vaticano?
¿Por las lágrimas de María
con el corazón de plata atravesado
por espadas?

Porque las putas siguen perdidas,
los ciegos aún gimen en la calle,
las viudas siguen con hambre,
los niños aún son carne de esclavo,
las adúlteras siguen con piedras en la boca.
¿Lo hiciste por esto?

Porque los maricones somos los nuevos leprosos,
las multinacionales, los nuevos cobradores de impuestos,
la Iglesia, la nueva Jerusalén corrupta y sacerdotal,
¿Para esto fue el dolor y la sed?

Fue en vano, Jesús.

Pasión y muerte de Cristo (Ecce Homo).

El emperador es mi pastor,
nada me ha de faltar, dice Pilatos.
Lleno eres de gracia,
el Vaticano es contigo, continúa el Papa.
Sobre estas piedras,
construirán tu iglesia, termino yo.

Los tres, en coro, gritamos:
¡Aquí está el hombre!
Aquí está el hombre que amamos,
e cordero que seguimos por el monte,
e camino, la verdad y la vida.

Dejo que Pilatos y el Papa se besen
como cerdos.
Yo lavo tus manos y beso tus pies,
porque tú quieres morir
y yo no creo en la resurrección

madre, hija y esposos sagrados (3)

Yo dejo de besar a Cristo
para que tú lo beses,
María.
Te dejo mi cama tendida
para que tú la uses,
María.
Quiero que lo tomes de la mano
bajo todas las catedrales.
Quiero que pierdan los rostros
y tomen los rostros
de los esposos sagrados.

Ya sea que tu casa
haya estado en Magdala o Betania,
quiero que tomes a Cristo
como el joven novio
de todas las mujeres
de todos los hombres