El emperador es mi pastor,
nada me ha de faltar, dice Pilatos.
Lleno eres de gracia,
el Vaticano es contigo, continúa el Papa.
Sobre estas piedras,
construirán tu iglesia, termino yo.
Los tres, en coro, gritamos:
¡Aquí está el hombre!
Aquí está el hombre que amamos,
e cordero que seguimos por el monte,
e camino, la verdad y la vida.
Dejo que Pilatos y el Papa se besen
como cerdos.
Yo lavo tus manos y beso tus pies,
porque tú quieres morir
y yo no creo en la resurrección
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