sábado, 30 de septiembre de 2006

Yo Soy Real


Estos cuatro poemas deben ser responsabilizados a Malva. Hace un par de años me preguntó por qué no escribía acerca de mí mismo. Hablábamos de cuentos. Haz el relato de un tipo de 30 años que se siente como muerto en vida. No creo estar listo aún para eso. Sin embargo, esos poemas quieren ser un intento de expresar no cosas imaginadas sino emociones reales. Tienen que ver con el momento que paso: soltero, promiscuo y feliz. Y mi interlocutor poético es sólo eso, una imaginación. Yo soy real.

(La imagen es la escultura "Lo dado" de Marcel Duchamp. Me imagino que es una obra que también habla del deseo como motor de la imaginación).

12 INVOCACIONES

Te invoco porque es necesario que nos conozcamos.
Te invoco porque es necesario que seamos felices.
Te invoco porque nos hemos esperado ya mucho tiempo.
Te invoco como Cristo a su esposa de Betania.
Te invoco como los besos de María Magdalena.
Te invoco sosteniendo en mis manos las lágrimas de adolescente.
Te invoco con la soledad a puertas abiertas.
Te invoco con la muerte a cuestas como niño abrazado a su padre.
Te invoco con la boca usada y la cama revuelta.
Te invoco con la mirada que reemplaza rezos, rodillas dobladas y rosarios.
Te invoco porque es necesario amar.
Te invoco porque ya te imaginé demasiado.
Te invoco porque agoté las excusas para la vida.

Quién Eres

Eres el amante que me toca con manos de padre.
Eres tú,
el niño que juega conmigo en el patio.
Eres el amigo que me sonríe en la orilla de la playa.
Eres tú,
el hombre que no rehuye el beso del hermano.
Eres el esposo que me responde esta noche:
"Yo soy tu Padre, tu Hijo y tu Espíritu Santo".

Para Encontrarte

Qué es lo que debo dejar atrás para encontrarte.
Qué debo dejar en mi pieza para llegar desnudo hasta tu puerta.
Qué debo limpiar de mi pecho para besarte sin llorar por mí.
Qué debo perder para encontrarte sin la ausencia de mi padre.
Qué debo regalar para no llegar a tu casa como un mendigo.
Qué debo olvidar para reconocer tu rostro de inmediato.
Porque para celebrar hay que llevar la alegría adentro.
Porque para amar hay que abrazar los muebles gastados de tu alma.
Porque para encontrarte debo ser feliz como los niños
que corren descalzos.

Apóstoles

Y es así que beso a los amantes
y los dejo ir y los bendigo,
porque no me aferro a ellos ni dejo
que se ahoguen conmigo.
Mucho peso es el amante que se viste de novio
sin fiesta
ni alegría
ni amigos sonrientes.
Ahora me despido ciego, pero sin odio,
porque ellos no son la luz
ni los abrazos tibios en sábanas como agua.
Son pasajeros que tienen el rostro lleno
de despedida,
y por eso son hermosos
porque los bendice la partida.