sábado, 14 de septiembre de 2013

detenida/ desaparecido/

[1] Porque incluso los perros
comen
las migajas debajo de la mesa.
El pan alcanza,
se multiplica,
se parte y se reparte,
para llenar todas las bocas.
El pan, el cuerpo,
se comparte, se desmiga,
se sacia
a sí mismo. Amén.

[2] Mi Señora, no la dejes sola.
No la dejes con su cuerpo.
No la dejes con la mordaza,
con la mano
que aplasta el grito,
la boca,
el cráneo
contra el cemento.
Mi Señora, no la dejes sola,
con las joyas delgadas
que degollan,
que laceran
con líneas de sangre
muñecas y tobillos.
Mi Señora, no dejes que la suban,
no dejes que las aspas truenen el cielo,
no dejes que la vistan de mar,
no dejes que los peces
habiten en su boca.
Señora, lleva el cuerpo a la playa,
que los ojos abiertos
acusen al asesino,
que los brazos abiertos
extiendan el tormento por la arena,
que su descanso no sea descanso,
que su belleza no sea belleza,
porque Tú la casaste con el terror,
solo Tú, Señora,
la dejaste sola,
perdida bajo montañas de agua,
abandonada en la playa,
para atestiguar el Evangelio
del pánico
y del olvido.

[2] Vuelve a tirar las redes vacías.
Los peces palpitan
como las manos que se saludan.
Te dicen, Maestro, que no alcanzan,
que son tan pocos,
pero los pescados saltan
de nuevo vivos,
de nuevo muertos.
Alimentan a diez y a cientos.
Dulces como besos,
en la boca nadan
y son alegría,
porque yo soy pescador de hombres
y mi corazón
tiene forma de ictus. Amén.

[3] Me dices que te desmigas,
que te partes en terrones,
que te deshaces en tierra seca y hedionda.
O que te vuelves de cuero,
como zapato abierto, desgarrado, seco;
que te desfiguras
porque la arena entra a paladas en tu boca,
porque tus ojos se ahogan tras la venda.
¿Qué puedo hacer por ti,
joven combatiente?
¿Acostarme a tu lado y decirte
que no te enfosan,
que no te han convertido en cadáver?
¿Poner mi boca sobre la sangre?
¿Extender la mano
y tomar la bala brillante
que te ofrece el soldado a carcajadas?
¿Qué puedo hacer,
joven combatiente,
para evitar que la metralla
te canonice?
¿Para evitar que el Paraíso en tu boca
entre en el cerco de púas
y se raje
y se haga polvo
y se haga nada?

el agua brota en el desierto/
la sangre brota en tu pecho//

se seca el agua/ se seca la sangre/
el desierto se vuelve pecho/ el pecho, fosa//

sábado, 7 de septiembre de 2013

my voice---oscar wilde

En este mundo inquieto, apurado y moderno,
colmamos nuestros corazones de placer, tú y yo,
y ahora las velas blancas de nuestro barco están plegadas
y agotada la carga de nuestro mercante.

Por eso, mis mejillas, antes de tiempo,están desteñidas;
por el llanto, mi felicidad huyó;
la pena palideció el rojo de mi boca joven
y la ruina cerró las cortinas de mi cama.

Pero toda esta vida atestada no ha sido para ti
más que la lira, el laúd, el hechizo sutil
de la viola, o de la música del mar
que duerme, como eco simulado, en la caracola.