Los hombres también pueden soplar sobre hombres,
soplar sobre hombros,
e impulsar a dioses castos
a las costas de Citera.
¿Por qué no?
¿Por qué no puedes sumergirme en el Jordán
y darme el nombre
que mi padre me negó?
Los hombres también pueden
casarse con Cristo y correr desnudos,
en catedrales,
en bosques que ocultan altares,
y anudarse sin vergüenza.
Porque Dios creó al hombre y a la mujer,
y la diosa al hombre y a su amigo.
Todo se puede si me eliges,
todo se puede si me anuncias,
como ordena el onceavo mandamiento
[el beso de Cristo].
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