Cuando la mujer estrecha sus pechos
-te veo.
Cuando la vieja ya no despierta
-te veo.
Esa es la verdad de los hombre que huyen
-son hermosos porque se extinguen.
Y esa eres tú, con tus pasos y tus manos
como animales
o ciudades silenciosas.
Esa es la verdad de las mujeres que corren
-ya no son dríades, pero se quedan.
Y yo te pregunto, como si fueras mi madre,
o la mujer del hombre que Yo amo.
¿Cuál es la verdad que Él espera
al verme desnudo?
Porque no temo tanto a la muerte
como a la mirada con ojos llenos
-porque te veo.
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