Si aparecieras ante mí
como Cristo en el camino romano,
¿reconocería en tus manos
esa salvación
que llaman Biblia?
¿Podría besarte para traicionar
todos los miedos
que me queman como llagas?
¿O me quedaría como leproso
o ciego
o mujer golpeada,
sin saludarte, Cristo Resucitado?
Si te aparecieras ante mí
como el esposo dulce de Canaán,
si te aparecieras ante mí
en el huerto solitario de olivos,
¿tendría voz para buscarte?,
¿tendría pan para ofrecerte?,
¿tendría hogar para invitarte?
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