Sólo con una polera puesta---
desnudo como centauro---
con los ojos en atardecer
y la verga en reposo.
Puedes pedir que te abrace
con los brazos o los muslos---
apenas como niño,
fuerte como caballo. Tu eliges.
Porque me duermo
y la luna se dispone a cerrar mi frente
como hostia.
Y ya en la cama y la luz apagada,
me quedo como el arco abandonado
y el caballo
se enfurece golpeando las paredes.
Por eso---
antes que me vaya--- acércate,
que la polera no cubre las piernas,
y me puedes tomar arriba
con mi barba traspuesta
y me puedes tomar abajo
como los animales acorralados.
1 comentario:
Framcisco me gusta la intensidad con la que escrbes y esa letanía que queda en mis oídos. Así como el primer cuento de La Torre.
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