Desde el otro lado de la pieza,
me mira Cristiano
y parece un habitante de espejo.
Me espera.
Tengo miedo que sea un duende.
Una trampa.
Cristiano, este año no hay árbol de Navidad.
Lo siento.
No hay regalos ni cena ni abrazos.
Eso es para los niños reales.
No para ilusiones de maricones solitarios.
Es cierto que te imagino moreno
y portándote mal,
dando explicaciones de mentiroso en mis brazos,
durmiendo en mi cama,
esperando el desayuno.
Quién sabe cómo hubiera sido
tener libreta de familia, roja, dura,
como la de Cristina.
Sé que me equivoqué en darte nombre
porque trajinas en mi corazón
y me haces llorar como puta vieja.
Mejor ándate.
Aquí no hay Navidad.
Se fue con la Cristina
que nos robaba abrazos
una noche cada año.
Cristo amante es una colección de poemas centrados en la exploración homoerótica, herética y pagana del cristianismo y de la liturgia romana. Cristo amante es el esposo y, por lo tanto, la salvación no mediada, el fuego siempre ardiente y el agua siempre fresca. Cristo amante es el antiguo Cristo de los gnósticos y de las desaparecidas sacerdotisas cristianas.
viernes, 23 de diciembre de 2011
martes, 13 de diciembre de 2011
my redeemer liveth
Arranco mis sábanas y flamean
y mi pieza fulge con el amanecer
el infierno me deja desnudo pero no ciego
digo las palabras para que la cama arda
porque así lo merece tu torso de cobre
suave velludo áspero bajo mi boca
Dejas las sábanas como orilla de lago
ondean los rastros de tus pasos
descansan en mi boca y me ahogan levemente
mi frente se vuelve luna; mis palabras, muerte
Pero
en la penumbra las mujeres bautizan velas
las bendicen con mi nombre
las acunan en miel y canela
mi pieza se vuelve concreta de nuevo
y estoy yo y las paredes blancas,
mi boca vuelve a llenarse de Cristo
porque quedaste atrás, bestia,
porque sé que mi amante---
porque sé que mi redentor vive.-
y mi pieza fulge con el amanecer
el infierno me deja desnudo pero no ciego
digo las palabras para que la cama arda
porque así lo merece tu torso de cobre
suave velludo áspero bajo mi boca
Dejas las sábanas como orilla de lago
ondean los rastros de tus pasos
descansan en mi boca y me ahogan levemente
mi frente se vuelve luna; mis palabras, muerte
Pero
en la penumbra las mujeres bautizan velas
las bendicen con mi nombre
las acunan en miel y canela
mi pieza se vuelve concreta de nuevo
y estoy yo y las paredes blancas,
mi boca vuelve a llenarse de Cristo
porque quedaste atrás, bestia,
porque sé que mi amante---
porque sé que mi redentor vive.-
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