miércoles, 8 de julio de 2009

خايمي (mi casa)

Porque mi casa tiene alma
como pasos silenciosos de niño.
Mi casa está llena de visitantes
que suspiran sobre los muebles,
con dedos que pasan y no se quedan.
Esta casa tiene alma que atardece,
que da la bienvenida a los días
y no tiene mar---
pero respira como roqueríos
abandonados.
Porque mi casa tiene mi alma
y te da reposo del llanto.
Mi alma es tu casa
y somos los niños que ella protege.
Porque esta casa vieja que respira
ya no nos abandona.
Y sus voces ya no son lamentos:
son el mar, los visitantes,
que pasan sus dedos como viento fresco
y conversan como compañía.
Somos dos niños que se encuentran,
con rostros de adulto
y cuerpos de hombre,
pero con la risa que es alma,
puertas, ventanas, amigos,
siempre abiertas, la casa siempre abierta,
al mar que respira como dedos
que pasan y no se quedan.

2 comentarios:

Joaquín Matías dijo...

Es increible como la figura de casa encierra un sinnumero de ideas: resguardo, refugio, cuerpo, calor aveces y otras veces intimidad. Despúes de todo no importan sus características sino lo permite y prohibe, porque después de todo, es en ese espacio donde nos permitimos ser nosotros mismos, y que los demás sean lo que uno quiere.

Bonito poema, no sólo por la metáfora, sino lo entrañable que hay tras ella.

"el techo tan alto, que lo diminuto de mi existencia,
no pudo llenar nunca las dimensiones.
La casa de puertas y ventanas abiertas,
me llevó a correr por las calles que ofrecieron más calor que el mismo nido roto y no terminado"

Anita dijo...

Hay ternura en tus palabras. Me llama a cálidos encuentros al refugio de tus paredes amables. Besos