martes, 18 de marzo de 2008

Corintios 1:13

Puedo cerrar aquí esta secuencia de poemas. Están dedicados a tres personas. Lo bueno es que me motivaron a retomar la retórica del esposo. Es el arquetipo que toma la forma Cristo. Yo soy el personaje que pasa por un propio via crucis, que es la más grande metáfora de la salvación personal. La muerte y la resurrección son simbólicas. Son como La Muerte y La Torre en las cartas del Tarot. Es una esperanza. Es pensar que las propias transformaciones pueden llevarme a ese estado en que dejo de ser pobre, y puedo entregar agua y alimento desde mis manos. Edén, le llaman. El Reino de Este Mundo. La Nueva Jerusalén. Yo mismo transmigrado en Esposo y Cristo. Amén.

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