Porque mi casa tiene alma
como pasos silenciosos de niño.
Mi casa está llena de visitantes
que suspiran sobre los muebles,
con dedos que pasan y no se quedan.
Esta casa tiene alma que atardece,
que da la bienvenida a los días
y no tiene mar---
pero respira como roqueríos
abandonados.
Porque mi casa tiene mi alma
y te da reposo del llanto.
Mi alma es tu casa
y somos los niños que ella protege.
Porque esta casa vieja que respira
ya no nos abandona.
Y sus voces ya no son lamentos:
son el mar, los visitantes,
que pasan sus dedos como viento fresco
y conversan como compañía.
Somos dos niños que se encuentran,
con rostros de adulto
y cuerpos de hombre,
pero con la risa que es alma,
puertas, ventanas, amigos,
siempre abiertas, la casa siempre abierta,
al mar que respira como dedos
que pasan y no se quedan.