Dedicado a j.c.l.
Yo predico con lágrimas que son torrente,
que es agua que escapa y cae sobre mi cara.
Yo predico esta pena que es humedad oscura.
Y por eso pido perdón:
Pido perdón por estar solo.
Pido perdón por hablar solo.
Pido perdón por esperarte.
Pido perdón por ser cristo muerto.
Pido perdón por ser puta y niño dormido.
Yo te amo por mi gracia
Por mi gracia yo me salvo
Entre sábanas paso cuarenta días,
con demonios que follan dormidos.
Paso los cuarenta días sudando, besando, lamiendo:
hostias saladas, entrepierna ácida, bocas que se rechazan.
“No sólo de pan vive el hombre”, me dicen.
Y yo les respondo: “No me quites el pan de cada día”.
Yo te amo por mi gracia
Por mi gracia yo me salvo
Y en esta iluminación en que Cristo es mi esposo,
en esta plegaria que se enreda en mi frente como flores de boda,
en esta soledad que se abre como camino a Jerusalén,
yo dudo.
Yo dudo y la fe brota como leche en el desierto.
Y Cristo dice con mi voz de niña: “En la duda
está la fe, dudando crees en mí,
sigue en la duda que enciende la llama
sobre tu cabeza,
y espera con calma como en Pentecostés”.
Yo te amo por mi gracia
Por mi gracia yo me salvo
Yo soy el señor, yo soy el bien amado,
felices los invitados a esta cena:
en que las llamas limpian las bocas
y el vino humedece las palabras.
Yo te amo por mi gracia
Por mi gracia yo me salvo
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