dedicado a P.
Él me ha invitado a su cuarto
que tiene las llamas agitadas de sus manos.
Él me ha invitado a su cama
que tiene la extensión de las líneas exhaustas
de mis manos.
Él ha dicho que Cristo debe quedar en la puerta
sin saber que él mismo es el que me persigue
por el desierto.
¿Por qué me persigues, Paulo?,
le digo cuando me atrapa en las sábanas,
le digo cuando lo ciego con las piernas,
¿Por qué me persigues, Paulo?,
le digo cuando compongo canciones de novios
y repito las palabras de amor
escritas para Corinto.
Porque tú eres más fuerte,
porque sólo tú todo lo soportas,
porque hablo con la lengua de los ángeles
cada mañana en que despierto
con tu persecución abrazando mi pecho.
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