martes, 5 de julio de 2005

cómo dar la bienvenida a la diosa


¿Cómo puedo dar la bienvenida a la diosa? Desde que rechazé definitivamente el catolicismo, me lo he preguntado. Mi primer acercamiento fue a través de la antropología feminista. Lorena Ríos me invitó a algunos rituales para dar la bienvenida a las estaciones, pero siempre me sentí vacío de emociones. Así, la diosa durmió un buen tiempo.

Ya desde las reflexiones del movimiento de liberación de las minorías sexuales, estaba claro que el cambio a una mayor tolerancia, implicaba cambios culturales. Me figuré que una cultura centrada en simbolismos femeninos, podría dar cabida a la diversidad sexual, por oposición al androcentrismo. Sin embargo, la militancia política no puede dar contenidos místicos a la vida.

Ahora creo que la diosa, no puede surgir desde la nada. No puede surgir desde la recreación de rituales paganos precristianos o de rituales indígenas o de lo que imaginamos que hacían las llamadas brujas de la Edad Media.

A pesar que he renegado del catolicismo, mi visión de vida, hasta en mis concepciones de lo que debe ser el amor romántico, está impregnada por la ritualidad católica. Esa debía ser, entonces, el sustrato desde donde hacer surgir a la diosa.

Pero, ¿cómo hacerlo? Hasta el momento, creo que la respuesta está en hacer nacer de nuevo a María Magdalena. Colocarla al lado de Cristo. Celebrar a los esposos sagrados. Esta visión me ha dado esperanzas, porque la papisa es una enorme metáfora de transformación, de espacios, de diversidad.

"No soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme", dice el ritual católico. Eso es lo que le dijo ahora a la Magdalena.

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